Sociedades más Felices
por Dante LópezEstudios de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard revelan algunas de las condiciones necesarias para una mejor calidad de vida. Allí se da cuenta que el ser humano necesita para ser feliz parámetros básicos como la confianza, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, y la sensación de seguridad que brindan los Sistemas Sociales de Salud cuando funcionan como es debido.
Destaca que el factor primordial de una Sociedad más feliz es la Familia, ya que constituye un núcleo donde el Ser se nutre de valores y herramientas necesarias para proyectarse a la vida social. Los jóvenes que tienen oportunidad de compartir con sus padres la mesa familiar y pueden plantear temas que fortalezcan su identidad, mejoren su razonamiento y aumento su lenguaje. Tienen mayores posibilidades de éxito en su vida.
Desde el lugar que nos toque, como seguidores y co-hacedores de la Doctrina Espírita, debiéramos abogar por que se generen políticas de Estado consistentes que apoyen la conformación Familiar, con planes de apoyo económico y social para su concreción, porque estaremos ayudando a consolidar una fuente de felicidad fundamental.
Pero como "la caridad empieza por casa", es nuestro deber vigilar que en nuestro hogar se vele por cumplir las condiciones necesarias para la generación y transmisión de valores trascendentes que se vayan introduciendo en las conciencias de nuestros hijos. Para eso es necesario un doble esfuerzo, porque no alcanza con declamar los valores sino que es necesario educar con el ejemplo.
Los jóvenes de la Generación actual, llamada "Y" son poco proclives a seguir parámetros, pero son muy sensibles a escuchar a los que les dedicados tiempo y atención en forma personalizada.
Necesitan sentirse emocionalmente contenidos, amados y entendidos para permitir que podamos ingresar a su mundo donde la tecnología y las redes sociales ocupan mucho lugar. Necesitan de nosotros, de nuestro tiempo y atención para construir sus propios valores, y la tarea debe comenzar en los primeros años de sus vidas.
Si dedicamos demasiado tiempo a la actividad laboral el espírita y él atenta contra la vida familiar, es probable que generen rebeldías hacia ambas actividades. Un equilibrio sano en el reparto de nuestro tiempo, buena demostración afectiva, diálogo contenedor y trascendente y buen conocimiento de la Doctrina Espírita, necesarios para convertir a la Familia Espírita en la célula feliz que colabore para construir sociedades más felices.
Tomado del Blog "América Espírita"
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