La filosofía y la moral en el Espiritismo
por Quintín López GómezLa filosofía, como es sabido, se nutre de la observación quintaesenciada. Newton dedujo la Ley de gravedad de la caída de una manzana. Para millares de personas el fenómeno no hubiera tenido importancia ninguna; para el genio reflexivo de Newton, tuvo la de hacerle meditar acerca del por qué todos los cuerpos caen verticalmente hacia el centro de la tierra.
El filósofo, pues, es el que de la cosa más trivial en apariencia, sabe extraer el jugo, y por una serie de verdades concatenadas, induce o deduce una ley en ellas común, que en muchas ocasiones no está conteste con la experiencia, pero sí lo está con la lógica, que es la verdad de orden moral o metafísico, tanto o más positivo que lo que se ve y se palpa.
En la Moral, hay que apreciar también con preferencia el fondo a la forma, y sobre todo, hay que desarrollar sus veneros. Estos los proporcionan las emotividades, que, a su vez, tienen por amasijo las sensaciones. Enseñar a distinguir las sensaciones, es enseñar a pulimentar las emotividades y engendrar una Conciencia recta, justa, ecuánime. No es el temor el que hace al hombre bueno, recto, íntegro: es la persuasión que alcanza de que debe procederse así, para ponerse a plomo con la Ley.
Se hace, pues, Ciencia Espírita, y se divulga Ciencia Espírita, desarrollando y afinando la sensibilidad, rectificando y sublimando las emociones y haciendo ejercicios de lógica, que son los que nos proporcionan los conocimientos, así físicos como metafísicos y morales.
¿Qué medios son mejores para este trabajo? No hay otro más adecuado que el estudio; esto es, la observación, el análisis y la inducción y deducción filosófica. Gimnasia físico-psíquica, ¡mucha gimnasia físico-psíquica! La física, para mantenernos con mente sana en cuerpo sano; la psíquica, para poder saltar de lo conocido a lo desconocido con auxilio del trampolín de la lógica.
¡No olvidemos que cualquier tema que abordemos, si lo abordamos bien, estará de perfecto acuerdo con nuestro Credo!
¿Procedimientos? Todos son buenos, todos son útiles, con tal se adapten a las circunstancias de lugar y medio.
La conversación familiar, el discurso, la hoja volante, el periódico, el libro, la radiofonía… y ante todo y sobre todo, el ejemplo personal.
Porque invocamos la Ciencia, la Filosofía y la Moral en nuestras palabras y en nuestros actos, debemos reflejar que son prendas de nuestro uso. Porque invocamos el libre examen, no tenemos derecho a ser intransigentes ni dogmáticos. Porque aceptamos la evolución, debemos esperar sin prisas la germinación, el desarrollo y la fructificación de la semilla que desparramemos a manta.
¿Organización? La más adecuada en cada caso; pero siempre con miras a irradiar nuestras aspiraciones de mayor desarrollo intelecto-moral, sin el triple moho del fanatismo, la pedantería y el medro (mejora o progreso, especialmente el de una persona en su posición económica o social).