La naturaleza del periespíritu guarda relación con la evolución de la persona
El periespíritu, o cuerpo fluídico de los Espíritus, es una condensación del fluido cósmico alrededor del alma. El cuerpo físico, o carnal, resulta de una mayor condensación del mismo elemento, hecho que lo transforma en materia tangible.
Aunque tienen origen común, que es el fluido cósmico, las transformaciones moleculares son diferentes en estos dos cuerpos, resultando de ahí ser el periespíritu etéreo e imponderable. Ambos son, por lo tanto, materia, pero en diferentes estados. Como enseña el ministro Clarencio, de la colonia espiritual "Nuestro Hogar", el cuerpo periespiritual está constituido a base de principios químicos semejantes, en sus propiedades, al hidrógeno, a expresarse a través de moléculas significativamente distanciadas unas de otras.
El Espíritu forma su envoltura periespirítica con los fluidos retirados del ambiente en que vive. Como la naturaleza de los mundos varía según su grado de evolución, será mayor o menor la materialidad de los cuerpos físicos de sus habitantes. El periespíritu guarda relación, en cuanto a su composición, con ese grado de materialidad. Admiten que un Espíritu emigre de la Tierra, ahí quedará su envoltura fluídica, porque el Espíritu necesita tomar otro envoltorio fluídico apropiado al planeta en que pasará a vivir.
La naturaleza del envoltorio fluídico guarda siempre relación con el grado de adelantamiento moral del Espíritu. A la condición moral del Espíritu corresponde, por así decir, una determinada densidad del periespíritu. Mayor elevación, menor densidad fluídica. Mayor inferioridad, mayor densidad, es decir, periespíritu más grueso, con mayor condensación fluídica. Es claro que, a pesar de más densos, los envolturas fluídicas más gruesas siguen siendo imponderables. Cada periespíritu tiene una densidad, un peso específico propio.
En el cap. XIII de la obra arriba citada, Claréncio asevera que el vehículo espiritual es, por excelencia, vibrátil y se modifica profundamente, según el tipo de emoción que le fluye del corazón. Como nadie ignora, en nuestro propio medio la máscara física se altera en la alegría o en el sufrimiento, en la simpatía o en la aversión. En el plano espiritual, semejantes transformaciones son más rápidas y exteriorizan aspectos íntimos del ser, con facilidad y seguridad, porque las moléculas del periespíritu giran en más alto patrón vibratorio, con movimientos más intensivos que las moléculas del cuerpo carnal.
Extractado del Blog ADE- SE Ade-Sergipe.