10 de marzo de 2019

¿Son mis pensamientos o influyen los pensamientos de los demás?

¿Son mis pensamientos o influyen los pensamientos de los demás?

por  Jorge Hessen

¿Cuáles son los límites, las líneas divisorias entre esos elementos? Creo que no es posible establecer esos límites, es decir, cuando un elemento termina y el otro comienza. No hay fronteras, territorios específicos del pensar, del actuar, del yo, y del otro.

Bajo el punto de vista espírita, "nuestro espíritu residirá donde proyectar nuestros pensamientos, cimientos vivos del bien y del mal".  Los pensamientos negativos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas corrompen el aire respirable. Los infelices se imaginan que el viento gime; los alegres y llenos de optimismos confirman que él canta, hasta porque la vida tiene el colorido que le damos, pues el mundo es como un espejo: devuelve a cada persona el reflejo de sus propios pensamientos.

Los fluidos que envuelven a los Espíritus obsesores, son viciados, variando de acuerdo con el grado de imperfección de cada uno, mientras que los que envuelven a los Benefactores espirituales, son puros. "El pensamiento es el generador de los infractores o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador de: corrientes de bien o de mal, grandeza o decadencia, vida o muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige."

Otro aspecto a considerar es que tanto los buenos pensamientos como los malos, emitidos por un ser encarnado, afectan considerablemente las mentes de hermanos, también encarnados, en bandas mentales equivalentes. Es imprescindible comprender que, después de la muerte del cuerpo físico, prosiguimos desarrollando los pensamientos que cultivábamos en la experiencia carnal. Nuestros pensamientos generan nuestras acciones y nuestras acciones generan los pensamientos de los demás. Toda carga que el pensamiento exterioriza y proyecta, alcanza aquel a quien va dirigida. Cuando es benigna y edificante, se ajusta a las leyes que nos rigen, creando armonía y felicidad. Sin embargo, cuando es desequilibrada y deprimente, establece aflicción y ruina.

Para tener salud, es importante saber cómo estamos pensando. Los pensamientos negativos operan en nuestro estado íntimo determinada perturbación, instaurando desarmonías de grandes proporciones en los centros del alma y provocando lesiones funcionales variadas. "De este modo, imponen a las células la desarmonía por la que se vulnerabilizan los recursos de defensa, creando un campo fértil a la proliferación de bacterias patógenas en los tejidos. Todas las enfermedades surgen como efectos, residiendo la causa en el desequilibrio de los reflejos de la vida interior.

Es obvio que, en el descuido de la nutrición posibilita la infestación de gran cantidad de microorganismos patógenos que pueden inducir a las molestias infecciosas. Sin embargo, no es sólo esa forma que originan las patologías. Nuestras emociones más profundas  y pensamientos menos dignos que alimentamos se vuelven contra nosotros mismos, y generan también, agudas enfermedades.

Extractado del Blog La Luz en la Mente.