por Sebastián de Arauco
Si bien la creencia de la inmortalidad del alma ha sido siempre motivo de la fe religiosa, hagamos algunas reflexiones orientadas hacia aquellas personas que, por razones que hayan tenido, han perdido ya la fe en su religión y caído en un materialismo embrutecedor, sosteniendo como única realidad de la vida, el cuerpo físico.
Cuando contemplamos el cuerpo de una persona recién fallecida, podemos apreciar que ese cuerpo es el mismo que cuando estaba vivo, con la diferencia que le falta movimiento, le falta vida. Podemos ver, que el cuerpo todo,está allí frente a nosotros, pero no se mueve. Sin embargo, allí está la totalidad de los órganos: cerebro, corazón y los demás; pero, le falta eso que llamamos VIDA.
Ahora, preguntamos a aquellos que, cerrando los ojos de su mente a la realidad, se empeñan en engañarse a si mismos, sosteniendo que, con la muerte del cuerpo termina todo.
¿Que es la vida? ¿Que es ese algo que mantiene el cuerpo en movimiento?.
Alguno contestará: es una fuerza natural biológica que mantiene el cuerpo en movimiento, de acuerdo con las mismas leyes biológicas, y la cual ha cesado…
Pero, ¿Por qué ha cesado,si ahí están todas las partes y sustancias orgánicas, incluyendo el plasma? … Difícil respuesta.
No obstante si consideramos a esa fuerza biológica, a ese hálito de vida, como el psiquismo animador del cuerpo físico orgánico (llamémosle alma, espíritu o como se quiera), y que ese psiquismo o ente energético que es el que vivifica y mantiene la cohesión celular de esa maravillosa organización biológica, cual es nuestro cuerpo físico orgánico y el cual abandona para pasar a otra dimensión o modalidad de vida; nos será más fácil comprender el fenómeno.
Por lo expuesto podemos sintetizar que, todo cuerpo recién fallecido contiene todas las sustancias orgánicas, pero le falta eso que llamamos vida; porque de ese cuerpo ha salido el psiquismo que lo animaba, al cual llamamos ALMA. Y faltarle esa alma, ese psiquismo animador; el cuerpo físico orgánico, esa maravillosa organización biológica, comienza a desintegrarse en cuanto a la forma, al conjunto, y las moléculas pasarán a ser utilizadas en la formación de otros cuerpos; porque también en lo material, nada se destruye, todo se transforma.
Alguno preguntará ¿y ese hálito de vida, ese psiquismo, se desintegrara también?. NO; porque, LO QUE NO HA NACIDO CON LA VIDA MATERIAL ORGÁNICA, NO MUERE CON ELLA. Ese psiquismo ese hálito de vida, el alma preexiste a la formación del cuerpo, es inmaterial e inmortal; y PASA A VIVIR A OTRA DIMENSIÓN, con un cuerpo fluidico compuesto de sustancia etérea magnetizada.
El alma espiritual es como un libro (valga el símil) con muchas páginas escritas y muchas otras en blanco. Las primeras, corresponden a las existencias o vidas pasadas; las segundas, a las vidas futuras. Y en el devenir del tiempo sin tiempo, ya cuando el Ego alcanza cierto grado de progreso, les es dado conocer en el espacio (al desencarnar) algunas de sus últimas vidas. Y cuando pide realizar una vida en bien de sus semejantes, de entrega, de servicio a la humanidad le es dado (antes de encarnar) conocer los obstáculos, dificultades, peligros que habrá de encontrar y tentaciones que habría de enfrentar y superar, a fin de que mida sus fuerzas antes de aceptarla; porque, tal aceptación conlleva la responsabilidad en su realización.
Para el individuo vulgar, positivista o materialista, la vida es tan material, que le es difícil comprender y admitir que tras el mundo físico visible, haya un mundo trascendental del espíritu; porque todavía esta en los primordios de la etapa humana, en los cuales las tendencias de la vida animal priman sobre el espíritu, débil y balbuceante aún. Y de aquí que, fácilmente caen en los extremismos, ya religiosos, ya ideológicos, convirtiéndose en fanáticos intransigentes, causa de tanta desarmonía social y luchas fratricidas.
La muerte destruye tan solo el cuerpo físico orgánico y da libertad al alma, que continúa viviendo ligada por el amor a los que fueron sus afines, familiares o amigos, en la vida física. Cuando llegan a desarrollar su facultad sensitiva y vibrar en amor fraterno, pasan a ser los guías espirituales, los ángeles tutelares más íntimos, de que nos hablan las religiones. Pero, cuando son almas ruines y cargadas de odio o resentimiento, pueden causar mucho daño a quienes odian, llegando hasta producir esos trastornos psico-físicos que la ciencia medica no acierta a curar, por desconocimiento de las causas reales. De aquí la importancia y la conveniencia de no crear motivos de odio, de no ligarse a otros seres por el odio y si por el amor. Porque el odio es destructivo, y solo el amor es constructivo y fecundo.
Si bien la creencia de la inmortalidad del alma ha sido siempre motivo de la fe religiosa, hagamos algunas reflexiones orientadas hacia aquellas personas que, por razones que hayan tenido, han perdido ya la fe en su religión y caído en un materialismo embrutecedor, sosteniendo como única realidad de la vida, el cuerpo físico.
Cuando contemplamos el cuerpo de una persona recién fallecida, podemos apreciar que ese cuerpo es el mismo que cuando estaba vivo, con la diferencia que le falta movimiento, le falta vida. Podemos ver, que el cuerpo todo,está allí frente a nosotros, pero no se mueve. Sin embargo, allí está la totalidad de los órganos: cerebro, corazón y los demás; pero, le falta eso que llamamos VIDA.
Ahora, preguntamos a aquellos que, cerrando los ojos de su mente a la realidad, se empeñan en engañarse a si mismos, sosteniendo que, con la muerte del cuerpo termina todo.
¿Que es la vida? ¿Que es ese algo que mantiene el cuerpo en movimiento?.
Alguno contestará: es una fuerza natural biológica que mantiene el cuerpo en movimiento, de acuerdo con las mismas leyes biológicas, y la cual ha cesado…
Pero, ¿Por qué ha cesado,si ahí están todas las partes y sustancias orgánicas, incluyendo el plasma? … Difícil respuesta.
No obstante si consideramos a esa fuerza biológica, a ese hálito de vida, como el psiquismo animador del cuerpo físico orgánico (llamémosle alma, espíritu o como se quiera), y que ese psiquismo o ente energético que es el que vivifica y mantiene la cohesión celular de esa maravillosa organización biológica, cual es nuestro cuerpo físico orgánico y el cual abandona para pasar a otra dimensión o modalidad de vida; nos será más fácil comprender el fenómeno.
Por lo expuesto podemos sintetizar que, todo cuerpo recién fallecido contiene todas las sustancias orgánicas, pero le falta eso que llamamos vida; porque de ese cuerpo ha salido el psiquismo que lo animaba, al cual llamamos ALMA. Y faltarle esa alma, ese psiquismo animador; el cuerpo físico orgánico, esa maravillosa organización biológica, comienza a desintegrarse en cuanto a la forma, al conjunto, y las moléculas pasarán a ser utilizadas en la formación de otros cuerpos; porque también en lo material, nada se destruye, todo se transforma.
Alguno preguntará ¿y ese hálito de vida, ese psiquismo, se desintegrara también?. NO; porque, LO QUE NO HA NACIDO CON LA VIDA MATERIAL ORGÁNICA, NO MUERE CON ELLA. Ese psiquismo ese hálito de vida, el alma preexiste a la formación del cuerpo, es inmaterial e inmortal; y PASA A VIVIR A OTRA DIMENSIÓN, con un cuerpo fluidico compuesto de sustancia etérea magnetizada.
El alma espiritual es como un libro (valga el símil) con muchas páginas escritas y muchas otras en blanco. Las primeras, corresponden a las existencias o vidas pasadas; las segundas, a las vidas futuras. Y en el devenir del tiempo sin tiempo, ya cuando el Ego alcanza cierto grado de progreso, les es dado conocer en el espacio (al desencarnar) algunas de sus últimas vidas. Y cuando pide realizar una vida en bien de sus semejantes, de entrega, de servicio a la humanidad le es dado (antes de encarnar) conocer los obstáculos, dificultades, peligros que habrá de encontrar y tentaciones que habría de enfrentar y superar, a fin de que mida sus fuerzas antes de aceptarla; porque, tal aceptación conlleva la responsabilidad en su realización.
Para el individuo vulgar, positivista o materialista, la vida es tan material, que le es difícil comprender y admitir que tras el mundo físico visible, haya un mundo trascendental del espíritu; porque todavía esta en los primordios de la etapa humana, en los cuales las tendencias de la vida animal priman sobre el espíritu, débil y balbuceante aún. Y de aquí que, fácilmente caen en los extremismos, ya religiosos, ya ideológicos, convirtiéndose en fanáticos intransigentes, causa de tanta desarmonía social y luchas fratricidas.
La muerte destruye tan solo el cuerpo físico orgánico y da libertad al alma, que continúa viviendo ligada por el amor a los que fueron sus afines, familiares o amigos, en la vida física. Cuando llegan a desarrollar su facultad sensitiva y vibrar en amor fraterno, pasan a ser los guías espirituales, los ángeles tutelares más íntimos, de que nos hablan las religiones. Pero, cuando son almas ruines y cargadas de odio o resentimiento, pueden causar mucho daño a quienes odian, llegando hasta producir esos trastornos psico-físicos que la ciencia medica no acierta a curar, por desconocimiento de las causas reales. De aquí la importancia y la conveniencia de no crear motivos de odio, de no ligarse a otros seres por el odio y si por el amor. Porque el odio es destructivo, y solo el amor es constructivo y fecundo.