17 de febrero de 2019

Una experiencia: Ley de causa y efecto

Una experiencia: Ley de causa y efecto

por Ana Sobrino

Desde mi infancia, recuerdo haber sido una persona con un fuerte carácter. Continuamente me rebelaba con todo. Las injusticias me desquiciaban. No lograba comprenderlas. La educación que recibí fue la mejor que supieron darme, pero en aquella época era bastante sexista. Yo no comprendía por qué yo tenía que fregar los cacharros y mi hermano podía jugar y como este ejemplo infinidad de situaciones y detalles.

Me pasaba la mayor parte de la vida con la espada en alto. No me daba cuenta de que los enfrentamientos en los que yo formaba parte no sólo me hacían infeliz a mí, sino que también generaba sufrimiento a todos quienes me rodeaban y se veían involucrados. La expresión más corriente era ¿por qué me pasa esto a mi?

La rueda una vez que empieza a girar, toma fuerza y si tú me haces daño a mí, yo te lo hago a tí y entonces tú me golpeas más fuerte.
Pero ¿qué pasaría si la paramos?

Hoy sé que existe una "Ley Natural". No es moderna, data de más allá de los tiempos. Es la "LEY DE CAUSA Y EFECTO"

Veréis yo no tuve oportunidad de oír hablar de ella hasta hace unos pocos años.
Al principio "entendía" perfectamente lo que quería decir pero no "asimilaba" su importancia. En teoría yo entendía que si por ejemplo se me ocurría robar algo, en consecuencia a mi me sustraerían algo, y si además mi acto fue con la intención de hacer daño, seguro que lo que me quitaran sería de valor para mí y hasta es posible que con violencia me lo arrebataran.

Cuando realmente "asimilé"esa Ley fue una noche. Después de pasar ocho años luchando con la enfermedad de un ser muy querido para mi, y para la cual la medicina no encontraba ninguna solución, me senté a pensar después de la pregunta del "¿por qué?". Y me puse a pedir por ese ser y su sufrimiento desde la parte más profunda de mi corazón. Entonces vino a mi un recuerdo que mi orgullo me permitió revivir.

Recordé que en un momento que yo lo estaba pasando mal, esa persona me hirió tan profundamente con sus palabras que le deseé con todo mi odio y mi rabia que viviera esa misma situación mía para que así la comprendiera.

La verdad no sabía el alcance al que llegaría mi pensamiento en aquel momento, pero cuando aquella noche ese recuerdo asaltó mi mente lloré las lágrimas más amargas que hasta entonces había llorado.
Pedí perdón por ello y seguí implorando para que el sufrimiento de esa persona mitigara. Aquel Ser Supremo a quien yo se lo pedí, debió escucharme, porque la mejoría fue lenta pero continua.
Espero que tú que estas leyendo estas líneas tengas la oportunidad de "asimilar" desde el fondo de tu ser esta "LEY" para evitarte sufrimientos y preguntarte ¿por qué?. Aplícalo en tu vida y seguro que hallarás más felicidad.

Extractado del Blog El Ángel del Bien.