17 de febrero de 2019

La revelación y los genios

La revelación y los genios

por Allan Kardec

¿Cuál es el papel del profesor frente a sus alumnos, si no es el del revelador? Les enseña lo que no saben, lo que ellos mismos no tendrían el tiempo ni la posibilidad de descubrir, porque la ciencia es la obra colectiva de los siglos y de una multitud de hombres que aportaron, cada uno, su contingente de observaciones, y que aprovechan los que vienen después de ellos.
La enseñanza es pues, en realidad, la revelación de ciertas verdades científicas o morales, físicas o metafísicas, hecha por hombres que las conocen a otros que las ignoran, y que sin esto siempre hubieran ignorado.
Pero el profesor enseña sólo aquello que aprendió: es un revelador de segundo orden; el hombre de talento enseña lo que él mismo descubrió: es el revelador primitivo; aporta la luz que, poco a poco, se vulgariza. ¡Donde estaría la humanidad, sin la revelación de los genios qué aparecen de vez en cuando!

¿Pero qué son los genios? ¿Por qué son genios? ¿De donde vienen? ¿En que se convierten? Observemos que la inmensa mayoría aportan al nacer facultades transcendentales y conocimientos innatos, que un poco de trabajo basta para desarrollar. Pertenecen realmente a la humanidad, ya que nacen, viven y mueren como nosotros. ¿De donde sacaron pues estos conocimientos que no pudieron adquirir de su vida? ¿Diremos, como los materialistas, que el azar les dio la materia cerebral en más gran cantidad y mejor calidad? En este caso, no tendrían más mérito que una verdura más gruesa y más sabrosa que otra. ¿Diremos, como ciertos espiritualistas, que Dios les dotó de un alma más favorecida que la de la mayoría de los hombres? Suposición también ilógica, ya que mancillaría a Dios de parcialidad. La única solución racional de este problema está en la preexistencia del alma y en la pluralidad de las existencias. El genio es un Espíritu que vivió más tiempo; que más adquirió, por consiguiente, y más progresó que los que son menos avanzados. Encarnándose, aporta lo que sabe, y como sabe mucho más que otros, sin necesitar aprender, es lo que se llama un hombre de talento o un genio.

Pero lo que sabe es el fruto de un trabajo anterior, y no el resultado de un privilegio. Antes de renacer, era pues Espíritu avanzado; se reencarna, sea para ayudar a otros a aprovechar lo que sabe, o para seguir avanzando.

Los hombres progresan indiscutiblemente por si mismos y por los esfuerzos de su inteligencia; pero, abandonados a sus propias fuerzas, este progreso es muy lento, si no son ayudados por hombres más avanzados, como el alumno lo es por sus profesores. Todos los pueblos tuvieron sus genios, que vinieron, en épocas diversas, para dar un impulso y sacarlos de su inercia.

¿por qué no suponer que Espíritus capaces, por su energía y la superioridad de sus conocimientos, de hacer adelantar a la humanidad, se encarnan con vistas a ayudar al progreso en una dirección determinada?; ¿que reciben una misión, como un embajador la recibe de su soberano? Tal es el papel de los grandes genios. ¿Que vienen a hacer, sino a enseñar a los hombres las verdades que éstos ignoran, y que hubieran ignorado todavía durante largos períodos, con el fin de darles un estribo con la ayuda del cual podrán elevarse más rápidamente?

Conceptos Extractados de "Caracteres de la Revelación Espirita", por Allan Kardec.