El Aparecido de Mademoiselle Clairon (1723 - 1803) 4/5
Debutó en la Compañía Italiana a la edad de 13 años y en la Comédie Française en 1743. Se retiró del teatro en 1765, a la edad de 42 años.
por Allan Kardec«Él contaba – decía la anciana – todos los minutos, cuando a las diez y media su lacayo vino a decirle que, decididamente, vos no vendríais. Después de un momento de silencio, tomó mi mano con una desesperación creciente que me asustó y dijo: ¡Insensible!... No ganará nada con eso; ¡la perseguiré después de mi muerte tanto como la he perseguido durante mi vida!... Quise tratar de calmarlo, pero había muerto.»
En la edición que nosotros tenemos a la vista, este relato es precedido por la siguiente nota sin firma: «He aquí una anécdota muy singular que sin duda ha suscitado y suscitará los más diferentes juicios. Se adora lo maravilloso, incluso sin creer en ello: mademoiselle Clairon parece convencida de la realidad de los hechos que cuenta. Nos contentaremos en hacer notar que en el tiempo en que fue o se creyó atormentada por su aparecido, ella tenía de veintidós años y medio a veinticinco; ésta es la edad de la imaginación, y esa facultad era continuamente ejercida y exaltada en ella por el género de vida que llevaba en el teatro y fuera del mismo. Recordemos que dijo, en el comienzo de sus Memorias que, en su infancia, solamente le contaban aventuras de aparecidos y de hechiceros, que le aseguraban que se trataba de historias verdaderas.»
Al no conocer el hecho sino por el relato de mademoiselle Clairon, sólo podemos juzgar por inducción; ahora bien, he aquí nuestro razonamiento. Este acontecimiento, descrito en sus más mínimos detalles por la propia mademoiselle Clairon, tiene más autenticidad que si hubiera sido narrado por un tercero. Agreguemos que cuando ella escribió la carta en la que se encuentra el relato tenía aproximadamente sesenta años, y que había pasado la edad de la credulidad de que habla el autor de la nota. Este autor no pone en duda la buena fe de mademoiselle Clairon sobre su aventura; únicamente piensa que ella ha podido ser el juguete de una ilusión.
Que lo haya sido una vez, no sería nada sorprendente; pero que lo haya sido durante dos años y medio, esto nos parece más difícil, y más difícil aún es suponer que esta ilusión haya sido compartida por tantas personas, testigos oculares y auriculares de los hechos, y hasta por la propia policía. Para nosotros, que conocemos lo que puede ocurrir en las manifestaciones espíritas, la aventura no tiene nada que pueda sorprendernos, y la damos como probable. En esta hipótesis, no tenemos dudas en pensar que el autor de todas esas malas pasadas no era otro que el alma o el Espíritu S..., sobre todo si observamos la coincidencia de sus últimas palabras con la duración de los fenómenos. Él había dicho: La perseguiré después de mi muerte tanto como la he perseguido durante mi vida. Ahora bien, sus relaciones con mademoiselle Clairon habían durado dos años y medio, exactamente el mismo tiempo que duraron las manifestaciones después de su muerte.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.
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