El Aparecido de Mademoiselle Clairon (1723 - 1803) 3/5
Debutó en la Compañía Italiana a la edad de 13 años y en la Comédie Française en 1743. Se retiró del teatro en 1765, a la edad de 42 años.
por Allan Kardec«Acostumbrada a mi aparecido, al que yo no consideraba una mala persona, ya que se limitaba a hacerme jugarretas, no me di cuenta de la hora que era – puesto que hacía mucho calor – y abrí la ventana en cuestión, apoyándonos el administrador y yo sobre el balcón. Al sonar las once horas el tiro disparó y nos arrojó a ambos al centro del cuarto, donde caímos como muertos. Cuando nos recuperamos, fuimos a ver si no teníamos nada, y nos echamos a reír como locos cuando constatamos que cada uno había recibido la más terrible bofetada que jamás nos hayan dado, a él en la mejilla izquierda y a mí en la derecha.
«Dos días después, al ser invitada por mademoiselle Dumesnil a asistir a una pequeña fiesta nocturna que ella daba en su casa de Barrière Blanche (Barrera Blanca), tomé un fiacre a las once horas con mi criada. Bajo un bello claro de luna fuimos conducidas por los bulevares que comenzaban a poblarse de casas. Mi criada me dijo: ¿No fue aquí que murió el Sr. S...? – Según las informaciones que he recibido, debe ser ahí, le dije, indicándole con mi dedo a una de las dos casas que teníamos delante nuestro. Y de una de las dos se disparó el mismo tiro de fusil que me perseguía: atravesó nuestro carruaje e hizo que el cochero redoblase la velocidad, creyéndose que estaba siendo atacado por ladrones. Llegamos a la fiesta estando apenas recompuestas y, por mi parte, presa de un terror que – confieso – he conservado por mucho tiempo; pero esta proeza ha sido la última con armas de fuego.
«A la explosión siguió un palmoteo, que repetía un determinado compás. Ese ruido, al cual la bondad del público me había acostumbrado, no me ha dejado hacer ningunas observaciones durante largo tiempo; mis amigos las hicieron por mí. Hemos espiado – me han dicho – y es a las once horas que se produce, casi bajo vuestra puerta; nosotros lo hemos escuchado, pero no vimos a nadie; esto no puede ser otra cosa que la continuidad de lo que habéis pasado. Como este ruido no tenía nada de terrible, no conservé el tiempo de su duración. Tampoco presté atención a los sonidos melodiosos que después se hicieron escuchar; parecía que una voz celestial recitase un aria noble y conmovedora que iba a ser cantada; esta voz comenzaba en el carrefour de Bussy (cruce Bussy) y finalizaba en mi puerta; al igual que como había sucedido con todos los sonidos anteriores, éstos se escuchaban pero no se veía nada. En fin, todo cesó después de un poco más de dos años y medio.»
Posteriormente, mademoiselle Clairon se enteró a través de la dama anciana que había sido la única amiga devota del Sr. S..., el relato de sus últimos momentos.
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.
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