El Aparecido de Mademoiselle Clairon (1723 - 1803) 1/5
Debutó en la Compañía Italiana a la edad de 13 años y en la Comédie Française en 1743. Se retiró del teatro en 1765, a la edad de 42 años.
por Allan KardecEsta historia tuvo una gran repercusión en su tiempo, por la posición de la heroína y por el gran número de personas que atestiguó lo ocurrido. A pesar de su singularidad, ya sería probablemente olvidada si mademoiselle Clairon no la hubiese consignado en sus Memorias, de donde nosotros hemos extraído el relato que vamos a hacer. La analogía que ella presenta con algunos de los hechos que pasan hoy en día le da un lugar natural en esta Compilación.
Mademoiselle Clairon, como se sabe, era tan notable por su belleza como por su talento de cantante y de actriz trágica; ella había inspirado a un joven bretón, el Sr. S..., una de esas pasiones que frecuentemente deciden una vida, cuando no se tiene la suficiente fuerza de carácter para vencerla. Mademoiselle Clairon no correspondió sino con la amistad; sin embargo, las asiduidades del Sr. S... se volvieron tan inoportunas que ella decidió romper toda relación con él. La tristeza que él sintió le causó una larga enfermedad de la cual falleció. El hecho sucedió en 1743. Dejemos ahora hablar a mademoiselle Clairon.
«Dos años y medio habían pasado desde que nos conocimos hasta su muerte. Envió a alguien para rogarme que yo le concediera la dulzura de verlo en sus últimos momentos; mis allegados me impidieron acceder a esa solicitud. Murió en la sola presencia de sus criados y de una dama anciana, que era la única compañía que tenía desde hacía mucho tiempo. En aquel entonces él vivía cerca de La Chaussée d'Antin, próximo a las murallas que comenzaban a ser construidas; yo, en la rue de Bussy, cerca de la rue de Seine (calle del Sena) y de la abadía Saint-Germain (San Germán). Yo estaba con mi madre y con varios amigos que vinieron a cenar conmigo... Había terminado de cantar algunas bellas melodías pastorales que hubieron encantado a mis amigos, cuando al sonar las once horas se produjo un grito muy agudo. Su modulación sombría y su duración causaron espanto a todos; me sentí desfallecer y estuve casi un cuarto de hora sin conocimiento...
Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.
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