22 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 81 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 81 »

Fue Leonel quien rompió el silencio, preguntando al asistente, que había enmudecido, como si estuviese subyugado por la fuerza de los propios recuerdos:
–¿Volverá, entonces, a reencarnar pronto?
–¡Oh! ¡Ojala tuviese la felicidad de regresar lo antes posible!... –suspiró el jefe de nuestra expedición, algo ansioso–. El deudor está ineludiblemente ligado al interés de los acreedores... Por tanto, ante todo, es indispensable que encuentre a mi madrastra en el país de las sombras en que nos encontramos, para dar comienzo a la difícil tarea de mi liberación moral.
–¿Cómo? –pregunté emocionado.
–Sí, amigo mío –contestó Silas, abrazándome–, mi caso no es provechoso solamente a Clarindo y a Leonel, que buscan la justicia por sus propias manos, lo que, muchas veces, apenas significa violencia y crueldad, sino también para Hilario y para tí, que estudiáis actualmente la ley del karma, o sea, la Ley de Acción y Reacción ... Aquí, estamos obligados a recordar nuevamente la lección del Señor: “Ayudad a vuestros enemigos”, porque sin que yo mismo auxilie a la mujer en cuyo corazón crié una importante oposición a mi paz, no puedo recibir el auxilio fraterno, sin el cual no podré reconquistar mi serenidad... Me valí de la debilidad de Aída, para arrojarla al despeñadero de la perturbación, haciéndole más frágil de lo que ya era por sí misma... Ahora, mi padre y yo, que complicamos su camino, estamos naturalmente obligados a buscarla, levantarla, ampararla y restituirle el equilibrio relativo en la Tierra, para que podamos solventar, por lo menos en parte, nuestra inmensa deuda...
–¿Su padre? ¿Se refirió a su padre? –indagó Hilario, con audacia.
–¡Sí! ¿Cómo no? –contestó el asistente– Mi padre y yo, asistidos por mi madre, hoy nuestra benefactora en los planos superiores, estamos asociados en el mismo proceso, (nuestra propia regeneración moral en busca del levantamiento de Aida), sin lo cual no conseguiremos desintegrar el virus venenoso del remordimiento, que aprisiona nuestro campo mental en las zonas inferiores de la vida terrestre. Nos cabe, pues, reencontrarla, para beneficio de nosotros mismos... Tan pronto como la Divina misericordia nos permita semejante felicidad, mi padre, envuelto en el amor y en la renuncia de mi madre, que regresará con él a las luchas de la carne, tomará un nuevo cuerpo en el plano físico, y ambos, en la juventud terrestre, mediante el matrimonio, nos admitirán como hijos benditos de sus corazones... Aída y yo seremos hermanos consanguíneos... De acuerdo con nuestras aspiraciones, que el cielo protegerá, ante la Magnanimidad Divina, seré nuevamente médico en el futuro, al precio de un inmenso esfuerzo, para consagrarme a la beneficencia, recuperando en ella mis valiosas oportunidades perdidas...

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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¿Por qué Razón Kardec Denominó al Espiritismo como Cristiano?

Mis Conceptos Espíritas del Plano Material

¿Por qué Razón Kardec Denominó al Espiritismo como Cristiano?


Como simple adherente a las enseñanzas que recibí del Espiritismo desearía que no se identificara tanto con el cristianismo y ciertas referencias que nos recuerdan la religión católica. Si no fuera tan recurrente a estos aspectos, quienes no son cristianos, también recibirían las enseñanzas transmitidas por los espíritus. Y si fuera mas laico, llegaría a todos por igual. Pero la realidad es que Kardec en muchos pasajes de la doctrina lo ha denominado Espiritismo Cristiano, el gran error cometido por Kardec para que se circunscribiera y no se expandiera.

Error no porque fuera malo identificarlo con Cristo o con Jesús, sino porque el que solo esté interesado por el fenómeno espiritista lo ve hoy como religión y al no aceptar credos, se alejan y rechazan el valioso compendio de respuestas.
Incluso para mi como Espírita se me hace muy difícil recomendar el estudio del Espiritismo sin tener la mirada de familiares o amigos de cierta pena por haber caído en las redes de una secta religiosa o tal vez una secta satánica.

No tenemos a Kardec para preguntarle porqué la identificación con el cristianismo, pero podemos ensayar hipótesis que nos acerquen una posible respuesta. Kardec era católico pero su inquietud fue básicamente la de un investigador del fenómeno espiritista. En él se despertó la curiosidad de descubrir de que se trataban esos actos risibles en reuniones sociales utilizadas para el divertimento pero cuando le fue comunicado que ante preguntas concretas y con sentido, las respuestas tenían inteligencia, no pudo dejarlas solo como un pasatiempo. Kardec inició un estudio muy serio de preguntas a través de distintos médiums, y recibió por parte del mundo espiritual una andanada de respuestas por parte de espíritus elevados a todas las preguntas que el previamente elaboraba. Esto fue revolucionario y se concretó con la difusión del Libro de los Espíritus.

Las hipótesis pueden ser que el Espiritismo debía salir del ámbito del divertimento y para darle seriedad debía tener el sostén de lo religioso que en esa época dominaba a la sociedad. Tal vez quiso evitar que fuera tachado de magia y hechicería, dejándose archivado tan magnífico y arduo trabajo.
También es probable que los Espíritus elevados que llevaron adelante la tarea eran de creencias cristianas pero que comprendían los defectos de las religiones y querían dar una nueva orientación de lo que es Dios y el Universo.

Seguramente Kardec tuvo una lucha interna para definir si primaba el estudio del Espíritu como una ciencia o se lo transmitía como una tercera revelación de Dios y no se enfrentaba al descrédito y burla de la mayoría que era o religiosa o escéptica y donde el tema espíritus era solo un pasatiempo.

Roby Delgado

La Importancia de Compartir

La Importancia de Compartir

por Dante López

Durante tres días Tuvimos casi La Oportunidad de compartir la ONU CEPABRASIL evento en la ciudad de Bento Gonçalves En El Que El tema central fue "La Identidad del espiritismo", del que se informa en edición this del espiritista Latina .

El tema es siempre de actualidad, y en el intercambio sobre las realidades que se vive en los distintos países se entiende la angustia y el dolor que viven los que ven distorsionado un conocimiento que tiene la potencialidad de liberar al hombre y fue convertido en otra religión , con las implicancias de inmovilismo que este concepto conlleva.

Pero vemos que esa situación ha sido el acicate que ha hecho a muchos intelectuales estudiosos de la Doctrina Espírita profundizar su estudio, a comparar sus postulados con los de la filosofía y los nuevos conocimientos, y desde allí potenciar su producción literaria en pos de ofrecer al mundo su visión progresista, libre de ataduras atávicas.
Así, pudimos acceder a exposiciones de una profundidad admirable, de donde la pasión y la razón se unieron para tratar de superar ese dolor y convertirlo en acción.

Rescatamos los cuatro puntos que expuso el Profesor Luiz Signates como disparadores de esa acción, que compartimos ampliamente:
Los espíritas deberíamos participar en
• El debate para lograr una sociedad mejor, más justa, más equitativa, más solidaria.
• La Espiritualización del mundo, que ya ha comenzado por varios caminos.
• La Cuarta Fase del Espiritismo: La transformación moral.
• El compromiso con el Movimiento Espírita.

Es que cuando el espíritu encarnado comprende su propia trascendencia, entiende que cada pensamiento, cada sentimiento, cada acto tiene repercusiones en el contexto de la Vida Universal, de donde todo está maravillosamente conectado.

En el interior de cada uno de nosotros, de lo contrario en el sentido el sentido deseado, porque la evolución es un proceso mucho más profundo de lo que podemos comprender y de donde cada uno de nosotros es un pequeño factor que colabora.

Creemos que en la CEPA se dan las condiciones para trabajar en este sentido, en un ambiente de armonía, de amplio y tolerante, de amistad y solidaridad, y sobre todo de alegría por abrazar un conocimiento en el que la razón y la pasión ir de la mano para construir una sociedad mejor.

Octubre del 2010.

Tomado del Blog "América Espírita"

Si Juzgamos la Homosexualidad nos Equivocamos

Si Juzgamos la Homosexualidad nos Equivocamos


La homosexualidad es un tema complicado y sobre todo delicado, como podemos apreciar si conocemos un poco la historia de nuestra sociedad. Existen numerosas teorías que intentan dar respuesta a la pregunta: la orientación sexual, ¿nace o se hace? Teorías biológicas, psicológicas, psicoanalíticas, antropológica, etc. y ninguna ha encontrado todavía la evidencia clave para poder contestar con exactitud.

Lo que sí parece claro es que la homosexualidad se da en la naturaleza con una normalidad asombrosa. Todas las especies animales practican la homosexualidad

Las consecuencias de juzgar la homosexualidad
Por lo tanto, esa creencia que existe por ahí, que dice que ser homosexual es antinatural se equivoca totalmente. Así, esta idea equivocada ha creado un prejuicio social que nos ha hecho pensar durante mucho tiempo que la homosexualidad es una aberración, algo muy malo que no debería ocurrir.

Por culpa de esta creencia, se ha rechazado y maltratado a multitud de personas con una orientación sexual contraria a lo que la sociedad dice que debería ser. Se ha llegado incluso al asesinato, el encarcelamiento y la tortura. Todo porque algunas personas no sigan una norma inventada por la sociedad, inventada por nosotros mismos.

«En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación» -Simone De Beauvoir-

Pero, ¿Qué nos hemos creído? ¿Quiénes somos para juzgar lo que hacen los demás?

Cambiar nuestra perspectiva hacia la homosexualidad
Actualmente, aún hay multitud de personas que no se atreven a “salir del armario” y se sienten reprimidas por ideas que la cultura sigue manteniendo. No son capaces de aceptarse a sí mismos porque desgraciadamente han comprado la creencia equivocada de la que hablábamos antes: la homosexualidad es algo anormal, parecido a una enfermedad.

Sitio Web "La Mente es Maravillosa"  Leer artículo completo >>>


Disertación Moral Dictada por San Luis a la Srta. Ermance Dufaux - 6 de enero de 1858

La Avaricia

Disertación Moral Dictada por San Luis a la Srta. Ermance Dufaux - 6 de enero de 1858


1 Tú, que posees, escúchame. Un día dos hijos de un mismo padre recibieron un celemín de trigo cada uno. El hijo mayor guardó el suyo en un lugar oculto; el otro encontró en su camino a un pobre que pedía limosna; corrió hacia él y echó en el faldón de su capote la mitad del trigo que le había correspondido; después, continuó su senda y se fue a sembrar el resto en el campo paterno. Ahora bien, por esos tiempos sobrevino una hambruna y las aves del cielo morían al borde del camino. El hermano mayor corrió a su escondite, pero allí sólo encontró polvo; el menor se fue a contemplar tristemente su trigo seco antes de la cosecha, cuando encontró al pobre que había asistido. Hermano – le dijo el mendigo –, yo iba a morir y tú me socorriste; ahora que la esperanza está seca en tu corazón, sígueme. Tu medio celemín se quintuplicó en mis manos; aplacaré tu hambre y vivirás en la abundancia.

2 ¡Escúchame, avaro! ¿Conoces la felicidad? Sí, ¿no es cierto? Tus ojos brillan con un oscuro destello en las órbitas que la avaricia ha cavado más profundamente; tus labios se aprietan; tu nariz tiembla y tus oídos se aguzan. Sí, escucho, es el ruido del oro que tu mano acaricia al echarlo en tu escondrijo. Tú dices: Es la voluptuosidad suprema. ¡Silencio! Alguien viene. Cierra de prisa. ¡Oh, qué pálido estás! Tu cuerpo se estremece. Tranquilízate; los pasos se alejan. Abre; observa nuevamente tu oro. Abre; no tiembles; te encuentras completamente solo. ¡Escucha! No, no es nada; es el viento que silba al pasar por el umbral. ¡Observa cuánto oro! Húndete a manos llenas: haz
que suene el metal; estás feliz.

¡Feliz, tú! Pero en la noche no tienes reposo y tu sueño es atormentado por fantasmas.

¡Tienes frío! Acércate a la chimenea; caliéntate en ese fuego que crepita tan agradablemente. La nieve cae; el viajero friolento se cubre con su capa y el pobre tirita bajo sus harapos. La llama del hogar se va extinguiendo; echa más leña. Pero no, ¡detente! Es tu oro que consumes con esa leña; es tu oro que quemas.

¡Tienes hambre! Ten, toma; sáciate; todo esto es tuyo, lo has pagado con tu oro. ¡Con tu oro! Esta abundancia te indigna; ¿lo superfluo es necesario para mantener tu vida? No, este pequeño pedazo de pan bastará; hasta es demasiado. Tus ropas caen en jirones; tu casa se agrieta y amenaza ruina; sufres frío y hambre; ¡pero qué te importa! Tienes oro.

¡Desdichado! La muerte te separará de ese oro. Lo dejarás al borde de la tumba, como el polvo que el viajero sacude en el umbral de la puerta, donde su amada familia lo espera para celebrar su regreso.

Tu sangre empobrecida – envejecida por tu miseria voluntaria – se ha helado en tus venas. Herederos ávidos acaban de tirar tu cuerpo en un rincón del cementerio; hete aquí cara a cara con la eternidad. ¡Miserable! ¿Qué has hecho de ese oro que te ha sido confiado para aliviar al pobre? ¿Escuchas estas blasfemias? ¿Ves esas lágrimas? ¿Ves aquella sangre? Aquellas blasfemias son las del sufrimiento que habrías podido calmar; esas lágrimas, tú las has hecho correr; esta sangre, tú la has derramado. Tienes horror de ti; querrías huir pero no puedes. ¡Sufres como un condenado! Y te retuerces en tu sufrimiento. ¡Sufre! Nada de piedad para ti. No has tenido un buen corazón para con tus hermanos desdichados; ¿quién lo tendrá ahora para ti? ¡Sufre! ¡Sufre siempre! Tu suplicio no tendrá fin. Para punirte, Dios quiere que así lo CREAS.

Nota – Al escuchar el final de estas elocuentes y poéticas palabras, estábamos todos sorprendidos de oír a san Luis hablar de la eternidad de los sufrimientos, considerando que todos los Espíritus superiores concuerdan en combatir esta creencia, cuando estas últimas palabras: Para punirte, Dios quiere que así lo CREAS, han venido a explicar todo. Nosotros las reprodujimos dentro de los caracteres generales de los Espíritus del tercer orden. En efecto, cuanto más imperfectos son los Espíritus, más limitadas y circunscriptas son sus ideas; el porvenir es para ellos incierto: no lo comprenden. Sufren, sus sufrimientos son prolongados y para el que sufre mucho tiempo, esto es como sufrir siempre. Este pensamiento es en sí un castigo.

Extracto de "Revista Espírita 1858", por Allan Kardec.

Los Espíritus de cualquier Grado que sean, Siempre nos Enseñan Algo

Los Espíritus de cualquier Grado que sean, Siempre nos Enseñan Algo

por Allan Kardec.

No son solamente los Espíritus superiores los que se manifiestan, lo hacen los Espíritus de todo orden, y esto es necesario para iniciarnos en el carácter verdadero del mundo espiritual, mostrándonoslo en todos sus aspectos; por ello, las relaciones entre el mundo visible y el mundo invisible son más íntimas, el enlace es más evidente; vemos más claramente de donde venimos y donde vamos: tal es el fin esencial de estas manifestaciones. Todos los Espíritus, cualquiera que sea el grado que hayan alcanzado, nos enseñan alguna cosa, pero como son más o menos alumbrados, nos toca discernir lo que hay en ellos de bueno o de malo, y obtener el provecho que contiene su enseñanza; entonces todos ellos, cualesquiera que sean, pueden enseñarnos o revelarnos cosas que ignoramos y que sin ellos no sabríamos.

Los grandes Espíritus encarnados son individualidades poderosas, sin disputa, pero cuya acción está restringida y necesariamente se propaga lentamente. Si solo uno de ellos, sea el mismo Elías o Moisés, Sócrates o Platón, hubiera venido en los últimos tiempos a revelarles a los hombres el estado del mundo espiritual, ¿quien habría probado la verdad de sus aserciones, en este tiempo de escepticismo? ¿No le habríamos visto como un soñador o un utopista? Y admitiendo estuviera en la verdad absoluta, habrían pasado siglos antes de que sus ideas fueran aceptadas por las masas. Dios, en su sabiduría, no quiso fuera así; Quiso que la enseñanza fuera dada por los mismo Espíritus, y no por encarnados, con el fin de convencer de su existencia, y que tuviera lugar simultáneamente en toda la Tierra, sea para propagarlo más rápidamente, sea para que se encontrara en la coincidencia de la enseñanza una prueba de la verdad, teniendo así cada uno los medios de convencerse por si mismo.

Extractos del Libro "Caracteres de la Revelación Espirita", por Allan Kardec.



Desde ya que no estoy de acuerdo la manera de presentar a Dios como reparador de algo que no previó como es la comunicacion a sus propios hijos.
Un Dios es perfecto y todo lo debe tener previsto. Incluso la evolución de su creación. Cosa que descarto desde ya que esto es así aunque no exista un Dios casi humano con voluntad y con olvidos a reparar su Obra.
Esto queda para que quienes adoran los cuentos religiosos, así lo crean.

Es más lógico pensar que dentro de la Ley Universal, hubo, hay y habrá, espíritus interesados en dar a conocer a sus pares aquellos conocimientos que han adquirido para poder ayudarlos.
No existen "Enviados" de Dios, si es probable que fueran enviados de seres mas superiores a otros de menor jerarquía con previa aceptación de los mismos para cumplir esa misión.
Podriamos llamarlos misioneros que han decidido o se les ha sugerido hacer algo por quienes están en la ignorancia y esto fue lo que muchos espíritus hicieron al plasmar en una doctrina todos sus conocimientos a traves de un gran pedagogo como lo fue Kardec. Claro que no fue el único en ser el receptor de esas enseñanzas. Otros también hicieron sus aportes y trabajos de estudio e investigación, aunque el mas famoso por su sencillez en la manera de expresarlas, fue sin dudas Allan Kardec.

21 de diciembre de 2019

De los artrópodos a los dromaterios y anfiterios

Evolución y Cuerpo Espiritual

De los artrópodos a los dromaterios y anfiterios


Registramos el ingreso de la mónada, a que nos referimos, en los dominios de los artrópodos, de exoesqueleto quitinoso, cuya sangre diferenciada acusa un átomo de cobre en su estructura molecular para, seguidamente, sorprenderla elevada a la condición de crisálida de la conciencia en el reino de los animales superiores, en cuya sangre –condensación de las fuerzas que alimentan el vehículo de la inteligencia en el imperio del alma– se muestra la hemoglobina como pigmento básico, demostrando el parentesco innegable de las individuaciones del espíritu a través de las mutaciones de la forma, que sigue al progreso incesante de la Creación Divina.

De las cristalizaciones atómicas y de los minerales, de los virus y del protoplasma, de las bacterias y de las amebas, de las algas y de los vegetales del periodo precámbrico a los fetos y a las licopodiáceas, a los trilobites y las cistáceas, a los cefalópodos, foraminíferos y radiolarios de los terrenos silúricos, el principio espiritual alcanzó los espongiarios y celentéreos de la era paleozoica, esbozando la estructura esquelética.

Avanzando por los equinodermos y los crustáceos, entre los cuales se ensayaron durante milenios los sistemas vascular y nervioso, marchó en dirección a los ganoideos y teleósteos, arquegosaurios y labirintodontes, para culminar en los grandes lacértidos y en las aves extrañas, descendientes de los pterodáctilos, en el jurásico superior, llegando a la época supracretácea para entrar en la clase de los primeros mamíferos, procedentes de los reptiles teromorfos.
Progresando siempre, entre los dromaterios y los anfiterios adquiere los rudimentos de las reacciones psicológicas superiores, incorporando las conquistas del instinto y de la inteligencia.

Extractos del Libro "Evolución en dos mundos", por André Luiz-Chico Xavier

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 80 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 80 »

Muchas veces, la noche me parecía poblada de fantasmas horripilantes que se burlaban de mi dolor y, en medio de la pandilla de insensibles demonios que arremetían contra mí, tenía la idea de escuchar la voz inconfundible de mi padre, clamando para mi alma: ¡Hijo mío! ¡Hijo mío! ¡Arrepiéntete a tiempo!
Me hice esquivo y desconfiado... En pavorosa crisis moral, me fui para Europa, en un largo viaje de recreo, pero el encanto de las grandes ciudades del Viejo Mundo no consiguió aliviar mis llagas internas. En todas partes, el alimento más simple se me hacía amargo en la boca, y los más bellos espectáculos artísticos solamente me producían ansiedad y desolación. Regresé a Brasil, pero no tuve valor para volver a la intimidad de nuestra antigua residencia. Amparado por la amistad de un viejo amigo de mi padre, acepté su hospitalidad por algunos días, hasta que mi salud orgánica me permitiese pensar en un cambio radical de la existencia... Envuelto por el cariño familiar de aquel amigo, dejé pasar largos meses, intentando obtener una inmerecida fuga mental... hasta que, en una noche inolvidable para mí, en la cual mi gastritis se transformó en un terrible dolor, tomé un frasco de arsénico de la despensa de mi anfitrión, creyendo que usaba bicarbonato de sodio que yo mismo había dejado allí la víspera, y el veneno me expulsó del cuerpo, imponiéndome sufrimientos terribles... Tal como había sucedido a mi madrastra, que desencarnó presa de sufrimientos atroces, pasé por la muerte en condiciones análogas... Los amigos que me habían acogido en su templo doméstico, desconociendo la equivocación de que había sido víctima, admitieron, sin sombra de duda alguna, que yo había buscado el suicidio, para extinguir las penas morales que castigaban mi alma de “joven rico y lleno de tedio en la vida”; según la versión que hicieron circular.
Silas nos miró tristemente, como quien busca el efecto de sus palabras, y prosiguió:
–Eso, sin embargo, no bastó para que pudiera resarcir mis tremendas culpas... Enloquecido, después del sepulcro, atravesé meses crueles de terror y de desequilibrio, entre los cuadros vivos que se exteriorizaban en mi mente encadenada a las creaciones de sí misma, hasta que fui socorrido por amigos de mi padre, que se hallaba, igualmente, en camino de su recuperación; y. uniéndome a él pasé a utilizar todas mis energías en la preparación de mi futuro...
Transcurridos algunos instantes de pesado silencio, concluyó:
–Como ven, la fascinación por el oro, fue el motivo de mi perdición. Tengo necesidad de hacer grandes esfuerzos en el bien y de lograr una fe vigorosa, para no caer otra vez, ya que es indispensable que me consagre a tener una nueva experiencia entre los hombres...
Leonel y Clarindo, no se hallaban más sorprendidos que Hilario y yo, que nos habíamos habituado a encontrar en Silas un admirable compañero, aparentemente exento de problemas y aflicciones.

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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¿Para qué Sirve el Olvido Temporal?

El Proceso de la Reencarnación

¿Para qué Sirve el Olvido Temporal?

por Cláudia Bernardes de Carvalho

La oportunidad de un nuevo comienzo viene marcada por una condición básica, el espíritu al encarnar se ve sujeto al olvido temporal de su pasado. ¿Para qué sirve el olvido temporal? El olvido es una bendición ofertada por Dios a los espíritus para permitirles empezar de cero, sin los recuerdos conflictivos o cualquier remordimiento pasado. Mayoritariamente somos réprobos de sus Leyes. Si volvemos la mirada hacia atrás, podemos constatar que el pasado del hombre es sombrío, la historia de la Humanidad es un escenario de disputas, crímenes y batallas. Aunque no solamente nos han pasado desgracias, nuestro pretérito es delictuoso en su gran parte. Somos nosotros mismos los espíritus que hemos vivido antes y la Misericordia Divina es tan sublime que a través de ese mecanismo maravilloso podemos recomenzar, utilizando una nueva oportunidad para acertar. Cada espíritu tiene un historial de experiencias de vidas anteriores con aciertos y equivocaciones conforme haya procedido en sus elecciones mientras estaba encarnado.

Ese proceso del olvido temporal en el que se corre un velo que cubre los recuerdos pasados sirve para que en su tiempo de vida en la Tierra, el espíritu ejerza sus conductas y cualidades adquiridas a través de nuevas situaciones que le presente la vida, adquiera virtudes, reformule valores, avanzando intelectual y moralmente, corrigiendo malas tendencias arraigadas en su ser. Es importante saber que cada ser espiritual es único, individual y absolutamente responsable por sus actos.

Tomado del Blog "Amanecer Espírita"

¡Cuánto Retardamos los Humanos la llegada a esa Meta

Proceso Evolutivo del Espíritu

¡Cuánto Retardamos los Humanos la llegada a esa Meta

por Sebastián de Arauco

Demostrado está ya y aceptado por la ciencia oficial, que la vida es energía. La energía, es fuerza productora de movimiento, que es acción. Mas, para que la acción sea positiva, debe ser bien dirigida.

La «chispa» espiritual o entelequia, desarrollada por la lucha a través de las formas inferiores, engrandecida y alcanzada ya la etapa humana, recibe la denominación de Espíritu —el Ego— que, en las múltiples manifestaciones de vida ha ido adquiriendo las experiencias y fuerzas, y desarrollando parte de las facultades recibidas de la Divinidad Creadora. Por ello, su cenitismo y capacidad energética es mayor, creciendo más y más con el ejercicio de sus facultades en la lucha de cada vida. Lucha salvaje en sus comienzos; mejorando a medida de su progreso, de su ascensión en la escala evolutiva, hasta alcanzar esa fase sublime de la sabiduría y el amor, en la cual la lucha se convierte en felicidad.

Al igual que el grano de semilla vuelve a la tierra para convertirse en planta fructífera; así también el Ego, para adquirir sabiduría, amor y poder, encarna en los mundos físicos tantas veces como sea necesario, hasta alcanzar la meta, cual es la perfección; cumpliendo así con los designios de la Sabiduría Cósmica. Pero, ¡cuánto retardamos los humanos la llegada a esa meta, al apartarnos del camino recto cegados por las ilusiones que, cual espejismos, se presentan en el camino de cada una de las vidas humanas, así como por las pasiones que nos inducen a cometer errores causantes de dolor!

Extractos de "Revista Amor, Paz y Caridad".

Las Enseñanzas que nos deja el Espiritismo

Resumen y Conclusión

Las Enseñanzas que nos deja el Espiritismo

por León Denis.

En resumen, los principios que emanan del Espiritismo, los principios enseñados por los Espíritus desencarnados, -mucho mejor posicionados que nosotros para discernir la verdadson los siguientes:

Existencia de Dios, inteligencia directriz, ley viva, alma del universo, unidad suprema donde vienen a desembocar y a armonizarse todas las relaciones, el inmenso hogar de las perfecciones de donde irradian y se difunden en el infinito todas las fuerzas morales: ¡ Justicia, Sabiduría, Amor!

Inmortalidad del alma, esencia espiritual que cierra en el estado de germen todas las facultades, todas fuerzas; que están destinadas a ser desarrolladas por el trabajo, encarnándose en mundos materiales, elevándose por existencias sucesivas e innumerables, de grado en grado, hasta la perfección.

Comunión de vivos y muertos; acción recíproca de unos sobre otros: permanencia de las relaciones entre ambos tipos de mundo; solidaridad de todos los seres, idénticos en su origen y en sus fines, diferentes solamente por su situación pasajera: unos en estado de Espíritus, libres en el espacio, otros, revestidos de un envoltorio perecedero, pero que pasa alternativamente de un estado al otro, la muerte no es más que un período pasajero entre dos existencias terrestres.

Progreso infinito, Justicia eterna, Sanción moral; el alma misma, con la libertad de sus actos y su responsabilidad, crea su futuro; según su estado normal, los fluidos groseros o sutiles que componen su periespíritu y que fueron atraídos por sus costumbres y sus tendencias; estos fluidos, sometidos a la ley universal de atracción y de gravedad, lo arrastran hacia los globos inferiores, hacia los mundos de dolor donde sufre, expía, gana el perdón del pasado, donde la materia impera menos, donde reinan la armonía, la felicidad. El alma, en su vida superior y perfecta, colabora con Dios, forma los mundos, dirige sus evoluciones, vela por el progreso de las humanidades, por el cumplimiento de las leyes eternas.

Tales son las enseñanzas que el Espiritismo experimental nos aporta. No son otros que los del Cristianismo primitivo, liberado de las formas de un culto material, despojado de los dogmas, las interpretaciones falsas, los errores, bajo los cuales los hombres pusieron los velos, retorno irreconocible a la filosofía de Cristo.

Extractos del Libro "El Porqué de la Vida", por León Denis.

20 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 79 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 79 »

....y, simulando una intensa dignidad ofendida, con estudiado brío en la palabra, le hice un resumen de los hechos... Lívido y trémulo, el enfermo me exigió pruebas, a lo que respondí, llevándole tambaleante, hasta la puerta de la habitación que yo, deliberadamente había dejado mal cerrada... Bastó un fuerte empujón, y mi progenitor, desolado, encontró la prueba que deseaba... Armando, con gran cinismo, no obstante su asombro, huyó rápidamente, sabiendo que no podría esperar ataque alguno de un sexagenario abatido por su enfermedad... Mi madrastra, profundamente herida en su amor propio, dirigió al viejo esposo acusaciones humillantes, retirándose a sus aposentos particulares, en una explosión de amargura. Completando la obra terrible a la que me había dedicado, me mostré sumamente cariñoso con el enfermo, que se hallaba íntimamente aniquilado... Transcurrieron dos semanas sumamente pesadas para nuestro núcleo familiar… Mientras Aida ocupaba su lecho, asistida por dos médicos de nuestra confianza que en modo alguno conocían la oculta tragedia, yo convencía a mi padre con lamentaciones y sugerencias indirectas, para que la fortuna de nuestra casa, en su mayoría, fuera puesta a mi nombre, para salvaguardarla, ya que el segundo matrimonio no podría deshacerse ante las autoridades legales. Proseguía en mi faena delictiva, cuando mi madrastra apareció muerta... Los médicos la declararon víctima de un envenenamiento fulminante y, contrariados, notificaron a mi padre que se trataba de un suicidio, motivado seguramente por la insufrible neurastenia que afectaba a la enferma. Mi padre, se manifestó sombrío en los funerales, y yo me regocijé en mis propósitos destructores... Ahora, sí... la fortuna total de nuestra casa, pasaría a pertenecerme... Mi satánica alegría, no obstante, duró muy poco... Desde la muerte de la segunda esposa, mi padre cayó en cama para no levantarse más... Inútilmente médicos y religiosos procuraban ofrecerle mejorías y consuelos... Al final de dos meses, mi padre, que jamás había vuelto a sonreír, entró en una dolorosa agonía, en la que, a través de confidencia entrecortada por las lágrimas, me confesó que había envenenado a Aída, administrándole un violento tóxico, disuelto en el calmante habitual. Eso, sin duda alguna –me aseguraba vencido– le imponía también la muerte, ya que no conseguía perdonarse a sí mismo, que cargaba sobre sí un remordimiento constante e intolerable... Por primera vez, mi conciencia se condolió profundamente. El apego a los bienes materiales, arrasaba mi vida... El anciano querido murió en mis brazos, creyendo que mis sollozos de arrepentimiento, era llanto de amor filial. Dejando su cuerpo fatigado sepultado en la fría tierra, regresé a nuestra casa solariega, sintiéndome el más desgraciado de los seres... Todo el oro del mundo, no me proporcionaba, ahora, el más leve consuelo. Me hallaba sólo, sólo e infinitamente desgraciado... Todos los rincones y las pertenencias de nuestra habitación, me hablaban de crimen y de remordimiento...

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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A una Espiritista

A una Espiritista

por Amalia Domingo Soler

Muchas veces te he oído decir que deseas irte de la Tierra, pensando que al dejar en la fosa, tu débil envoltura, te vas a ir por esos mundos de Dios, y vas a disfrutar de los goces purísimos que forman el patrimonio de los espíritus felices.

Yo, al oírte también me entusiasmaba y me contagiaba con tus quiméricas ilusiones, y ya me veía envuelta en nubes de color de rosa contemplando vergeles cuyas flores hermosísimas me brindaban su embriagador perfume, mas he aquí, que hablando un día con el Espíritu del Padre Germán, éste me dijo así:

¿Y en qué te fundas para creer que al dejar la Tierra te podrás presentar en otros mundos más adelantados que el que habitas y allí vivir y gozar del progreso alcanzado por sus moradores?

¿Qué méritos extraordinarios has hecho valer en esta existencia?

¿Qué descubrimiento, qué invenciones maravillosas has ofrecido para su desarrollo a los hombres de tu tiempo?

¿Qué obra evangélica, qué sacrificio, qué acto heroico has llevado a cabo en bien de la humanidad que te rodea?

¿Qué libro científico has escrito que haya causado una verdadera revolución en el mundo de los sabios?

¿Qué planetas has descubierto que hayan aumentado el número de las islas del cielo?

¿Qué pruebas asombrosas de amor sin límites, has dado a aquellos que te han rodeado?

¿Qué has hecho, en fin, que merezca en justicia el premio inapreciable de la felicidad?

Mírate bien a ti misma con verdadera imparcialidad, no te dejes llevar ni por una modestia mal entendida, ni por un amor propio exagerado; pesa tus actos sin inclinar la balanza ni a uno ni a otro lado, mide el alcance de tus hechos sin temor infundado ni esperanza ilusoria, dedícate a viajar dentro de ti misma por más que esto te parezca imposible realizarlo, pero los viajes del Espíritu dentro de su mundo, de su esfera de acción, de la órbita donde gira, son de tanto provecho para el Espíritu, son de tan profunda y racionalenseñanza, que le valen tanto, o quizá más aún, que la exploración más arriesgada, más llena de peligros que pudiera hacer cruzando mares de hielo, o escalando montañas cuyos volcanes arrojaran incandescente lava formando ríos de fuego.

En vez de pensar en mundos de luz habitados por humanidades venturosas, estudia detenidamente las impresiones que recibes hablando con los seres que te rodean. Pregúntate a ti misma qué es lo que sientes cuando hablas con los desgraciados, con los felices, con los justos y los pecadores, con los sabios y los ignorantes, y allí donde te encuentres más inspirada, donde tengas más facilidad para expresar tus pensamientos, allí está marcado el grado de tu adelanto, la medida exacta de tu altura moral y de tu alcance intelectual, allí no te verás más grande ni más pequeña de lo que eres, y allí conocerássi te ha llegado el momento de decirle a la Tierra: adiós, no volveré a pisar tu suelo, otros mundos reclaman mi presencia, mis conocimientos y mi actividad; o si aún durante muchos siglos tienes que pedirle hospitalidad a los terrenales, para ensayar tus fuerzas y tu inteligencia y adquirir lo que nadie te puede dar, grandeza y sentimiento, sabiduría y ternura, heroísmo para luchar y vencer, abnegación para llegar al sacrificio con la sonrisa beatífica del mártir y el amor purísimo del justo.

Tan sabios consejos se grabaron en mi memoria de un modo indeleble, y desde entonces hermana mía, emprendí mis viajes dentro de mí misma, y créeme, en lo que me queda de existencia, apenas tendré tiempo de haber observado muy a la ligera vagos indicios de lo que he sido, lo que soy y lo que quiero ser.

Comencé mis viajes alrededor de mí misma, recordando mis impresiones más profundas, aquellas que dejaron una huella indeleble en mi corazón, y en mi pensamiento, y me remonté nada menos que 48 años atrás, cuando en unión de mi madre y de una de sus mejores amigas, visité la cárcel de Sevilla para decirle adiós a un joven soldado (casi un niño), que víctima inocente de un pronunciamiento, iba sin la menor culpa, a pagar las culpas ajenas en el penal de Melilla. Yo quería mucho a aquel adolescente vestido de soldado, se llamaba Ángel y de ángel tenía la cara.

En un pequeño jardín iluminado por la luna llena le di el último adiós, y al cruzar la azoteilla, lugar donde se levantaba el cadalso, sentí tal horror, se apoderó de mí tal espanto, me pareció ver en torno mío tantas figuras amenazadoras, que si no me sacan pronto de la cárcel, creo que me quedo en ella, víctima de horribles convulsiones, sensación dolorosísima que se producía casi siempre que pasaba, al declinar la tarde, por delante de la prisión y oía cantar la salve a los presos. Canto monótono y melancólico, que me infundía profunda tristeza.

Muchos años después, visité la cárcel de Barcelona, hablé con un desgraciado que había matado a dos mujeres, miré con horror a un hombre que había violado a sus tres hijas, recorrí todas las dependencias, y cada vez que tras de mí se cerraban las puertas y rechinaban los cerrojos, sentía en todo mi ser un dolor tan intenso, miraba en torno mío con tanta pena y tanta angustia, que los que me acompañaban decían que no habían visto a nadie que se hubiese impresionado tanto en aquel triste lugar; y cuando salí de la cárcel y subí al coche que me esperaba, cuando me vi lejos de aquella mansión de horrores, sentí un placer tan extraordinario que lloraba y reía a un mismo tiempo y hablaba sin orden ni concierto, dando gracias a Dios de no merecer en esta existencia el cruel castigo de estar presa.

Después visité el presidio de Tarragona, entonces fui más dueña de mí misma, recorrí sus sombríos dormitorios, me detuve en un gran patio donde los presidiarios esperaban el rancho de la tarde, sentí por aquellos seres una piedad inmensa, yo quería en aquellos breves momentos adivinar todos sus dolores, leer en su pensamiento, infundirles esperanza y resignación, pero todo al vuelo, porque allí dentro me faltaba aire para respirar, y cuando salí miré al cielo y al mar, y me pareció que había salido de un infierno y me hallaba en un paraíso; ¡Entonces sí que mi alma elevó una plegaria que debió resonar de mundo en mundo!

Recuerdo también que a poco de conocer el Espiritismo, me dieron en Madrid una credencial de segunda inspectora del penal de Alcalá de Henares. Para mí, que nada poseía en aquella época, que la miseria, la soledad, el abandono, y una dolencia incurable eran mi patrimonio, tener un destino el cual me proporcionaba casa, y un modesto sueldo, era adquirir una fortuna fabulosa, y parecía lo más natural que sintiera alegría al recibir la credencial, y sin embargo, fue todo lo contrario. Yo vivía entonces con una pobre familia y ocupaba un cuartito que tenía una gran ventana que daba al tejado y desde la cual se veía mucho cielo, las paredes blancas como la nieve, las iluminaba el sol desde la mitad del día, hasta que se escondía en Occidente. Nada más alegre y más risueño que aquel cuartito, se reía solo, como decía la buena mujer dueña de aquel humilde rinconcito; y al pensar que iba a dejarle, sentí una tristeza y un desaliento inexplicable; pero como siempre he creído que el hombre tiene obligación de ganarse la vida con el sudor de su frente, fui a Alcalá a tomar posesión de mi destino, mas al verme ante el presidio sentí tal horror y tal espanto, que estuve largo rato dudando, andaba veinte pasos, y retrocedía cuarenta, pensando en volverme a Madrid sin entrar en el penal, pero al fin dije: es preciso, aquí tendrás casa y pan, fuera de aquí a semejanza de una hoja seca, vas por el mundo a merced del viento; y entré en la oficina o despacho del jefe del penal.

Recuerdo que éste era un hombre anciano, alto, robusto, con blancos bigotes y traza de militar, al verme y al presentarle mi credencial me miró fijamente y en su semblante se dibujó una sonrisa medio burlona, medio compasiva diciéndome en voz muy queda:

-Esto no es para Ud., la matarán a disgustos, ni un mes podrá Ud. resistir a esas fieras, son peores que los hombres.

–Eso mismo me parece a mí, pero hay circunstancias tan apremiantes… hay épocas tan calamitosas que obligan a todo.

En esto se presentó la primera inspectora, que al saber quién yo era, se echó a reír alegremente diciéndome con amable jovialidad.

–No creo que sea Ud. muy a propósito para desempeñar este cargo pero en fin, yo le daré lecciones y todo se andará, creo que no reñiremos, recoja Ud. el título y cuanto antes la espero.

Mientras ella hablaba yo también hablaba conmigo misma, miraba fijamente a mi interlocutora que era alta, muy guapa, con una mirada dura, amenazadora y decía en mi mente: “¡Señor! ¡Aparta de mí este cáliz!… no tengo fuerzas para apurar su amargo contenido.” Y salí de aquel lugar sosteniendo una lucha terrible.

Miré los altos muros de la prisión, escuché palabras soeces, cantares obscenos de las reclusas que asomadas a las ventanas reían estrepitosamente, y me alejé diciendo: ¡Señor! No puedo, es preferible el hambre a este pan que me ofreces, no puedo vivir entre criminales, los compadezco con toda mi alma, pero una fuerza invencible me separa de ellos; entre ellos y yo hay algo que no me explico, que no sé definir, yo quisiera salvarlos, redimirlos, santificarlos, pero al pensar que he de estar en contacto con seres que han caído en el abismo y están contentos en su desgracia; ¡Dios mío! No puedo dar un paso más, me estaciono, y se paraliza mi pensamiento.

Cuando esto me acontecía, no había escuchado aún las sabias advertencias del Padre Germán, mas después, recordando sus consejos, al comenzar mis viajes alrededor de mí misma y al hacer suposiciones de adonde iré mañana, he sacado en consecuencia que podré volver a la Tierra en la posición más humilde, pero que estaré lejos de esos antros, de esos lugares sombríos donde acaban de embrutecerse los criminales.

No, no es posible que mi Espíritu pueda vivir entre la degradación, porque en esta existencia ya ha preferido el hambre, el abandono más completo, la espantosa soledad de la miseria, a estar en contacto con seres abyectos. Podré vivir entre mendigos, pero no entre criminales, entre ellos y yo hay una distancia que no sé medir, pero que deberá ser inmensa, ¡Sin límites!… ¡Sin término!…

Siguiendo mis viajes, cuando he visitado los palacios de los Reyes como me sucedió en Sevilla y en Aranjuez, sus ricos muebles, sus pinturas, sus innumerables bellezas las he contemplado con la admiración que siempre se contempla las maravillas del arte, pero al salir de esas mansiones fastuosas he respirado mejor, me ahogo entre cortinajes de púrpura. Se conoce que estoy aún muy lejos de pertenecer a esas clases que han hecho superiores las necesidades de las civilizaciones, siempre he creído como decía Roque Barcia:

“Que los grandes nos parecían grandes, porque los mirábamos de rodillas”. Nada me une a esas clases al parecer privilegiadas, sus trenes, sus coches, sus deslumbrantes trajes, los miro como una decoración de teatro, creo que su reinado pasará y que las sociedades no necesitarán de esas figuras que despiertan los odios y los rencores de los descamisados.

Si me encuentro al lado de algunas familias que viven en dulce paz, teniendo lo bastante para vivir, disfrutando de esa tranquilidad que da un bienestar asegurado, personas bien vistas en la sociedad, atendidas, respetadas, que desde que nacieron disfrutaron de todas las comodidades, sin conocer en lo más leve los azares de la vida, que no han tenido que avergonzarse por el menor desliz, mujeres que de los brazos de sus padres pasaron a los de su marido, sin lucha, sin fatiga, sin contrariedades, que se ven rodeadas de sus hijos, y que todo les sonríe, al contemplar esos cuadros de la felicidad terrena, me parece que mi Espíritu si pudiera empequeñecerse, quedaría reducido a la millonésima parte de un átomo, tan pequeño se encuentra avergonzado cuando compara su existencia actual tan combatida, tan accidentada, sin familia, sin amparo, teniendo que hacer uso de un organismo que no ha tenido la fuerza suficiente para luchar y resistir los embates de la miseria, y más de una vez se ha declarado vencido porque la luz de sus ojos se apaga, porque no ha tenido la inteligencia y el vigor necesario para ganarse la vida como se la ganan otras personas, pobres, que llegan a la ancianidad trabajando y siendo útiles a cuantos les rodean y a ellos mismos especialmente. Al considerar que para muchas cosas he sido verdaderamente inútil, una sensitiva, cuando necesitaba antes que sentir, pensar en la prosa de la vida ¡Cuán pequeña me encuentro! En particular ante las mujeres que han llenado su misión rodeadas de su familia, en el santuario de su hogar, sin luchas, sin azares, sin pasiones contrariadas. Sintieron, amaron, se despertaron, sonrieron, y un hombre les dijo: honra mi nombre y más tarde un querubín les entregó sus alas diciendo ¡Madre mía! Quiero ser cautivo de tu amor.

Como siempre estoy al lado de personas relativamente felices, me encuentro tan pequeña pareciéndome que entre ellas y yo hay una distancia tan inmensa, que ningún matemático podrá medir con exactitud, creo en consecuencia, atendiendo al estado especial de mi ánimo, que al dejar la Tierra no iré a ningún mundo donde sus moradas sean más buenas que los terrenales, porque si ante los felices de aquí, se encuentra tan avergonzado y tan humillado mi Espíritu, ¿Qué le pasaría en un mundo donde todos sus habitantes fueran justos en comparación de él? Vivir entre santos el que se reconoce pecador, ¿Dónde hay mayor martirio ni peor humillación? Los mundos felices no son por ahora moradas agradables para mí, y pensando razonablemente, pasarán millones de siglos antes que mi Espíritu regenerado contemple su pasado con melancolía, diciendo:

caí muchas veces, pero al fin me levanté, he tardado en ocupar mi puesto en el banquete de la vida, pero para Dios nunca es tarde, en el día de la eternidad no hay ni aurora ni ocaso, el Sol siempre está en el Cenit iluminando y vigorizando las inteligencias.

Tengo pues, el íntimo convencimiento que ya no viviré entre criminales y la certidumbre absoluta que no puedo llamar durante muchos siglos a las puertas de los mundos felices. Ahora bien, ¿Qué siento cuando estoy entre los pobres, entre los desgraciados? Los ciegos por ejemplo; compadezco de todas maneras su infortunio, quisiera ser inmensamente rica para que no sufrieran los horrores de la miseria, y al lado de ellos me encuentro inspiradísima para escribir, les hablo en verso con la mayor facilidad, traslado al papel mis pensamientos sin el menor esfuerzo, y en prueba de ello, te copiaré las últimas poesías que le dediqué a un grupo de ciegos con los cuales me une un entrañable afecto; en ocasión de haberme venido a felicitar en la fiesta de mi nombre.

Tomado del Blog "La Luz del Camino"

El Espiritismo Cuenta con Individuos en la Prensa que son Partidarios Sinceros

Propagación del Espiritismo

El Espiritismo Cuenta con Individuos en la Prensa que son Partidarios Sinceros

por Allan Kardec,septiembre de 1858

"[La Doctrina Espírita] esclarece a las personas sobre sus verdaderos intereses presentes y futuros [...]."

La manera en la que el Espiritismo se ha propagado hasta hoy merece una seria atención. Si la prensa hubiera hecho repercutir su voz a favor del Espiritismo, si lo hubiera enaltecido; en suma, si lo hubiera difundido hasta la saciedad en el mundo, se podría decir que el Espiritismo se ha propagado como todas las cosas que se venden gracias a una reputación artificial y que se desean experimentar, aunque sólo sea por curiosidad.

Pero nada de eso ha sucedido: en general, la prensa no le ha prestado voluntariamente ningún apoyo; más bien ha desdeñado el Espiritismo, o si, en pocos intervalos, ha hablado de él, ha sido para ponerlo en ridículo y enviar a los adeptos a las PetitesMaisons , cosa poco estimulante para aquellos que habrían tenido la veleidad de iniciarse en el Espiritismo. El propio señor Home apenas ha tenido el honor de recibir algunas menciones relativamente serias, mientras que los acontecimientos más vulgares encuentran un gran espacio en la prensa.

Es fácil ver, en el lenguaje de los adversarios, que éstos hablan del Espiritismo como los ciegos hablarían de los colores, sin conocimiento de causa, sin examen serio y profundo, y tan sólo basados en una primera impresión. Por eso, sus argumentos se limitan a una negación pura y simple, ya que no les daremos a las pullas chistosas la honra de denominarlas argumentos. Por más ingeniosas que sean, las bromas no son razones.

Sin embargo, no se debe acusar de indiferencia o de mala voluntad a todo el personal de la prensa. El Espiritismo cuenta con individuos en la prensa que son partidarios sinceros, y conocemos a varios de ellos entre los escritores más distinguidos. ¿Por qué, pues, ellos se quedan en silencio? Es que, al lado de la cuestión de la creencia, hay la de la personalidad, todopoderosa en este siglo. Entre ellos, del mismo modo que entre muchos otros, la creencia está concentrada, no expansiva. Además, están obligados a seguir los procedimientos de su periódico y temen perder a sus suscriptores si ostentan, de forma decidida, una bandera cuyo color podría desagradar a algunos entre ellos.

Extractos de "Revista Espírita 1858-1861", por Allan Kardec.

Sistema Optimista y Monoespiritista

Sistemas

Sistema Optimista y Monoespiritista

por Allan Kardec.

Sistema optimista. Al lado de aquellos que no ven en estos fenómenos sino la acción de los demonios hay otros que sólo han visto la de los buenos Espíritus; éstos han querido suponer que estando el alma separada de la materia, ningún velo existía para ella, y que debía tener la soberana ciencia y la soberana sabiduría. Su ciega confianza en esta superioridad absoluta de los seres del mundo invisible, ha sido para muchos el origen de bastantes decepciones y han aprendido a sus costas a desconfiar de ciertos Espíritus así como de ciertos hombres.

Sistema uniespiritista o monoespiritista. Una variedad del sistema optimista, consiste en la creencia de que un solo Espíritu se comunica con los hombres, y que este Espíritu es el Cristo, quien es el protector de la Tierra. Cuando se ven comunicaciones de la más baja trivialidad, de una grosería irritante, llenas de malevolencia y de maldad, habría profanación e impiedad en suponer que pudiesen dimanar del Espíritu del bien por excelencia. Además, si aquellos que lo creen no hubiesen tenido jamás sino comunicaciones irreprochables, se concebiría su ilusión; pero la mayor parte conviene en haberlas tenido muy malas, lo que explican diciendo, que es una prueba que el buen Espíritu les hace sufrir, dictándoles cosas absurdas; de este modo, mientras los unos atribuyen todas las comunicaciones al diablo, quien puede decir cosas buenas para tentar, otros creen que sólo Jesús se manifiesta, y que puede decir cosas malas para probar. Entre estas dos opiniones tan inversas, ¿quién fallará? El buen sentido y la experiencia. Decimos la experiencia, porque es imposible que los que profesan ideas tan exclusivas lo hayan visto todo como debe verse.

Cuando se les oponen los hechos de identidad que atestiguan la presencia de parientes, amigos o conocidos por las manifestaciones escritas, visuales u otras, responden que es siempre el mismo Espíritu, el diablo según los unos, el Cristo según los otros, que toma todas las formas; pero no nos dicen por qué no pueden comunicarse los otros Espíritus, ni con qué objeto el Espíritu de Verdad vendrá a engañarnos presentándose bajo falsas apariencias, a burlarse de una pobre madre, haciéndole creer mintiendo, que él es el hijo por quien llora. La razón rehusa admitir que el Espíritu Santo se rebaje, ejecutando semejante comedia. Por otra parte, negar la posibilidad de cualquiera otra comunicación, ¿no es quitar al Espiritismo lo que tiene de más dulce: el consuelo de los afligidos? Digamos sencillamente que dicho sistema es irracional, y no puede sostener un examen severo.

Extractos del Libro "El Libro de los Médiums", por Allan Kardec.

19 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 78 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 78 »

No era la salud paterna lo que hería mi imaginación, sino los bienes de nuestra casa.
En la hipótesis de un súbito fallecimiento de mi padre, no me resignaba en modo alguno a compartir la herencia con la mujer que, a mis ojos, ocupaba indebidamente el espacio que había correspondido a mi madre.
El asistente hizo una larga pausa, mientras mirábamos su semblante melancólico.
Yo, atónito, me preguntaba a mí mismo si realmente todo aquello que él nos relataba, había sucedido... ¿Había sido Silas, en verdad, el hombre que nos estaba refiriendo, o es que se inventaba aquella historia con el loable propósito de transformar el ánimo de los perseguidores?
No me fue posible hacer ninguna pregunta, ya que nuestro amigo, como si quisiese castigarse con aquella dolorosa confesión, prosiguió, pormenorizando:
–Pasé a maquinar planes delictivos, buscando la mejor manera de impedir que Aida accediese a nuestro patrimonio, pero sin molestar a mi padre enfermo... Y en los proyectos criminales que urdía mi cabeza, la muerte de mi madrastra, aparecía como una solución. Pero, ¿cómo suprimirla sin causar un gran sufrimiento al anciano enfermo?... ¿No sería mejor desprestigiarla, como mejor solución, a los ojos de mi padre, para que él no sufriese la nostalgia de la mujer que yo condenaba al desamparo? Estaba tramando en silencio y en la sombra, cuando la ocasión esperada vino a mi encuentro... Invitado a comparecer con su esposa en una fiesta pública, mi padre me llamó e insistió en que yo acompañase a Aida, en su representación... Por primera vez, accedí con placer... Pretendía conocer ahora, más de cerca, sus afecciones... Funestos propósitos nacían en mi cabeza... Durante el alegre ágape, hice contacto con Armando, primo de mi madrastra, que la había cortejado de soltera. Armando era un muchacho algo mayor que yo, conquistador y fanfarrón, que dividía su tiempo entre mujeres y fiestas, a quien, en contra de lo que hacía habitualmente, ofrecí mi premeditada amistad... Le traje a casa tanto como me fue posible, y dominando moralmente el ánimo de mi padre, favoreciendo su retorno a la intimidad de la mujer de quien se había enamorado algunos años antes. La playa, el teatro, el cine, así como paseos de varias clases, eran ahora los lugares donde íbamos, en los que, intencionadamente, hacía todo lo posible para echar a ambos primos uno en brazos del otro. Aida, no se dio cuenta de mi maniobra, y aunque resistió por más de un año a la galantería de su primo, acabó por ceder ante la su constante ofensiva… Fingí desconocer sus relaciones, hasta que pudiese dar a mi padre una prueba directa de los hechos... Inventaba juegos y distracciones para retener al seductor en nuestra casa... Me hice dueño de su total confianza, con el fin de utilizarle como pieza importante de mi criminal ardid y, cierta noche en la que con la mayor cautela aparenté la ausencia de nuestra casa, sabiendo que los amantes se encontraban en la habitación de al lado de la mía, llamé a mi padre que se encontraba enfermo en su habitación....

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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Sugiero tres pasos para aprovechar nuestra actual existencia

Esta es la Más Importante Encarnación

Sugiero tres pasos para aprovechar nuestra actual existencia

por Alkíndar de Oliveira

a) Valorizar y agradecer al Maestro Jesús la oportunidad de estar viviendo nuestra más importante encarnación de todas las existencias que hemos tenido.

Sobre la importancia de la reencarnación, recordemos lo que dice el espíritu Emmanuel: “Cada encarnación es como si fuese un atajo en los escalones de la ascensión. Por ese motivo, el ser humano debe amar su existencia de luchas y de amarguras temporales, por cuanto ella significa una bendición divina, casi un perdón de Dios”.

b) Iniciar urgentemente un proceso de autoconocimiento. La base de todo cambio comportamental es el autoconocimiento. Ahí está la mayor dificultad del ser humano. Es una de las alternativas para conocernos mejor y la interiorización, que es el acto de enfrentarnos a nuestro mundo interior y de admitir para nosotros mismos la naturaleza de nuestros sentimientos. O sea, no decir “yo nunca siento amargura” o “la rabia no hace parte de mi vida”. Ese proceder de negar nuestros sentimientos inferiores se llama auto-ilusión, una aptitud altamente destructiva. A partir del momento en que admitimos nuestros sentimientos inferiores (sin baja auto-estima), se abre una puerta para aprender a tener autocontrol y se nos da la condición de iniciar el proceso de cambio.

c) Transformar en vivencia práctica nuestro discurso sobre convivencia y fraternidad, principalmente en nuestra casa Espírita.

Sobre el tema fraternidad, dice el espíritu Ermance Dufaux (libro Unidos por el Amor, Editora Dufaux): “Antes de los proyectos ‘más allá de las paredes’, estimulemos la fraternidad, prioritariamente, al prójimo más próximo, aquel que divide con nosotros las responsabilidades doctrinarias en nuestra casa Espírita, aunando esfuerzos por la convivencia jubilosa y libertadora. Convivir fraternalmente debe ser la esencia de nuestra causa. El Centro Espírita, escuela de las virtudes superiores, es el ambiente de disciplina y entrenamiento de los nuevos modelos de relaciones (...)”.

Querido (a) lector(a), concienticémosnos que ser fraternos es – simplemente – una cuestión de escogencia. Entonces, que nosotros, que tenemos la dádiva de haber conocido el Espíritu Consolador, podamos escoger el camino de la fraternidad y, con eso, merecer ser habitantes de la Tierra en su nueva y breve etapa: Mundo de Regeneración. Así sea que – por nuestra edad actual – no consigamos ese intento en esta existencia. Pero, para quien cree en la reencarnación, siempre hay una esperanza!

Tomado del Sitio "Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís"

El Valor del Cuerpo

El Valor del Cuerpo

por José Herculano Pires

El desconocimiento del tema lleva a muchas personas a pensar que en el Espiritismo el cuerpo material es menospreciado. Al contrario de eso, el cuerpo es valorado como instrumento de trabajo indispensable a la evolución del espíritu. Condena, sí, el envilecimiento del cuerpo, el apego a él para fines puramente hedonistas. Los que hacen del cuerpo un simple instrumento de placer desvirtúan su finalidad. Por otro lado, los que lo desprecian o lo someten a torturas inútiles, asfixiando sus impulsos vitales en la búsqueda de una superioridad espiritual ilusoria y egoísta, se tornan mezquinos y atentan contra las leyes de Dios.

Los trastornos de la afectividad, los desvíos sexuales, las frustraciones y los impedimentos en el campo genético, en la vida presente, son consecuencias de abusos y comportamientos perversos del pasado, en el plano de la reencarnación. Quien hoy los soporta está sometido a procesos correctivos indispensables al reequilibrio en las futuras encarnaciones. Dios no castiga. Dios corrige a través de la ley de acción y reacción.

La sexualidad, de la que el sexo es sólo una expresión, es un complejo de potencialidad a disposición del espíritu. El propio Freud, acusado de pansexualismo (*) en su interpretación del hombre, reconoció la posibilidad de sublimación de las potencialidades sexuales. El hombre que se esclaviza al sexo lo envilece. El que lo domina, puede sublimar sus poderes criadores, emplearlos en las más firmes realizaciones de la existencia.

Si alguien está impedido de tener hijos, no lo estará de criarlos en los diversos sectores de la actividad humana. Kardec y Amélie Boudet no tuvieron hijos, pero legaron al mundo la doctrina de renovación y recriación de los valores humanos.

El Espiritismo nos hace comprender la razón de las inhibiciones terrenas y la conveniencia de superarlas, en beneficio de nuestro propio equilibrio futuro. No es el cuerpo el responsable de los trastornos, sino el espíritu, o lo que es lo mismo decir, nosotros mismos, pues no somos cuerpo y sí espíritu.

 (*)  Doctrina que considera toda la actividad psíquica proveniente del instinto sexual, manifiesto desde que nace la criatura.- Nota del Autor

Extractos del Boletín "Flama Espírita"

El Pensamiento se Expresa, en los más Diversos Tipos de Onda

Materia Mental y Co-Creación

El Pensamiento se Expresa, en los más Diversos Tipos de Onda

por Hernani Guimarães Andrade.

El pensamiento se expresa, en los más diversos tipos de onda: desde las oscilaciones cortas, medias y largas, exteriorizadas por la mente humana, hasta los rayos supra-ultra-cortos, propios de los Espíritus puros. Fuerzas vivas y actuantes, ellos tienen velocidad superior a la de la luz y cada criatura funciona como si fuese una estación de televisión ambulante – en verdad, mucho más avanzada – pudiendo emitirlos y recibirlos.

Una vez emitidos, los pensamientos vuelven inevitablemente al propio emisor, de forma a envolver al ser humano en sus propias ondas de creaciones mentales, y, muchas veces, pueden estar aumentados por los productos de otros seres, que con ellos se armonizan.

Siendo las ondas supraluminares, ¿de qué modo serían ellas decodificadas por las células físicas? Respondiendo a esa cuestión, los Espíritus Reveladores apuntan a la glándula pineal, como la glándula de la vida mental; ejerciendo, entre otras importantes funciones, la de traducir y encaminar a la interpretación las informaciones transportadas por las ondas supraluminares. Aprendemos, así, que estamos ligados en espíritu con todos los encarnados que piensan como pensamos, tanto más estrechamente cuanto más estrecha la distancia entre nosotros y ellos, esto es, cuanto más íntimamente estemos conjugando la atmósfera mental unos de otros, independientemente de los factores espaciales .

Extractos del Libro "El Alma de la Materia", por Hernani Guimarães Andrade.

18 de diciembre de 2019

Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 77 »


Libro "Acción y Reacción" Chico Xavier\André Luiz « parte 77 »

Mi madre, por el contrario, era católica romana de pensamiento fervoroso y digno, y, aunque sin descender con nosotros a sostener cualquier disputa en la referente a la religión, intentaba instruirnos en el deber de la beneficencia. Me acuerdo, con tardío arrepentimiento, de las reiteradas invitaciones que nos dirigía con la mayor bondad, para que participásemos con ella en las tareas de la caridad cristiana, invitaciones que mi padre y yo rechazábamos, sin discrepancias, encastillados en nuestra irreverencia fatua y risueña. Mi madre percibió muy pronto que mi pobre espíritu traía consigo la acidez de la usura y, reconociendo que le seria extremadamente difícil colaborar en la renovación íntima de mi padre, hombre hecho ya, y habituado desde la infancia a la riqueza, concentraba en mí sus propósitos de elevación. Con tal motivo, trató de estimularme a los estudios de Medicina, alegando que, al lado del sufrimiento humano, podría yo encontrar las mejores oportunidades de auxilio al prójimo, haciéndome, así, agradable a Dios, aunque no me fuese posible atesorar los recursos de la fe. Íntimamente, yo disentía de las sagradas esperanzas del ser que más querido era a mi espíritu. Sin lograr poder resistir su cerco afectivo, me consagré al estudio de la carrera médica, pero mucho más interesado en explotar los enfermos ricos, cuyas enfermedades me proporcionarían recursos materiales: Pero en vísperas de acabar mis estudios, mi madre, relativamente joven, desencarnó, víctima de una angina de pecho. Nuestro dolor fue enorme. Recibí mi título de médico, como si fuese un detestable recuerdo, y, a pesar de los estímulos de la bondad paterna, no llegué a practicar la profesión conquistada. Me recogí en la intimidad doméstica, de la que me ausentaba solamente para el entretenimiento y reposo, más hundido que nunca en la avaricia, acompañando el inventario de la herencia de mi madre, con vigilancia tan rigurosa, que mis extrañas actitudes llegaron a sorprender a mi propio padre, que podía ser egoísta y displicente, pero nunca avaro como yo lo era. Comprendí que la fortuna heredada me situaba, para mi desgracia moral, a salvo de cualquier necesidad de la vida física por largos años, siempre que no la derrochase... Aun así, cuando vi a mi padre inclinado a contraer segundas nupcias, casi a los sesenta años de edad, hice cuanto pude, indirectamente, para disuadirle, tratando de apartarle de semejante idea. Pero él era un hombre de gran resolución en sus decisiones, y se casó con Aida, una joven de mi edad, unos treinta años... Recibí a la madrastra como a una intrusa en nuestro ambiente doméstico y, tomándola por una aventurera común a la caza de una fortuna fácil, juré vengarme de ella... A pesar de las cariñosas peticiones del matrimonio y del trato gentil que la pobre joven me dispensaba, echaba siempre mano de un pretexto, para huir de su convivencia. El nuevo matrimonio, no obstante, pasó a exigir del esposo más amplios sacrificios en el mundo social del que Aida no pretendía apartarse, y, por tanto, al término de algunos meses, mi padre se vio obligado a solicitar tratamiento médico y a someterse a un necesario reposo. Yo veía su decadencia orgánica con viva aprensión.

Libro Psicografiado, "Acción y Reacción", por Chico Xavier\André Luiz


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